¿Dónde se han ido los trabajadores?
Ante la escasez de mano de obra que sufren mucho países, cabe preguntarse si es el resultado de la reducción de la emigración o de las jubilaciones adelantadas.
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Dos años de cambios sin precedentes en los mercados laborales han provocado que millones de personas a ambos lados del Atlántico abandonen sus empleos, ya sea para evitar infecciones, recuperarse de enfermedades, hacer frente al cierre de las escuelas o, sencillamente, jubilarse antes de lo que hubieran querido. A este fenómeno se han sumado las presiones demográficas que ya existían mucho antes de la pandemia, y que se han visto exacerbadas por la caída de la migración internacional.
La falta de mano de obra representa una amenaza para la recuperación mundial, ya que muchas empresas se ven obligadas a rechazar negocios por falta de trabajadores. Aunque las compañías pensaban que estos problemas serían transitorios y que se aliviarían tras la reapertura de las economías, muchos temen ahora que los problemas sean más profundos de lo que se pensaba.
También plantea un dilema para los bancos centrales justo cuando aumentan las presiones inflacionistas y el nerviosismo en los mercados. Para la Reserva Federal, el índice de abandonos en el mercado laboral pone en duda su capacidad para alcanzar su objetivo de “máximo empleo” y contener la inflación.
Aneta Markowska, economista jefe de Jefferies, sostiene que un “descenso estructural de la oferta de mano de obra, unido a una demanda de mano de obra sin precedentes dará lugar a las condiciones más restrictivas del mercado laboral en décadas”. Esto mantendría el crecimiento salarial alto y la inflación por encima del objetivo de la Fed, incluso cuando las cadenas de suministro se hayan recuperado, obligando al banco central a replantear su objetivo de máximo empleo.
Ahora, con el aumento de la demanda y la escasez de mano de obra, muchos de los que han trabajado durante la pandemia están ganando confianza para dejar sus puestos de trabajo y negociar un salario más alto o mejores condiciones en otros lugares. Sin embargo, como señala Nick Bunker, director de investigación en Norteamérica del portal de empleo Indeed, el llamado “Big Quit” (Gran Renuncia) consiste sobre todo en la rotación dentro de un grupo reducido de empleados en sectores de bajos salarios en los que las empresas solían contratar fácilmente recurriendo a los desempleados.
Crisis de la economía
La cuestión fundamental es si esos trabajadores, que ahora están al margen, se reincorporarán a la población activa, o si los empresarios, los consumidores y las autoridades tendrán que adaptarse a un mundo con escasez de mano de obra. Como sostiene Jason Furman, del Instituto Peterson de Economía Internacional, “el mayor riesgo no es el de la crisis económica, sino el de la crisis de la economía. Por mucho que los empresarios quieran contratar, los trabajadores tienen que estar motivados para buscar trabajo”.
La cuestión es más apremiante en Estados Unidos, donde más de 4 millones de trabajadores han abandonado la población activa desde el inicio de la pandemia y la tasa de participación sigue estando 1,7 puntos porcentuales por debajo de su nivel a principios de 2020. Un problema similar se puede observar en el Reino Unido, donde el Instituto de Estudios sobre el Empleo estima que, debido a una combinación de cambios en la población y una mayor inactividad económica, ahora hay casi 1 millón de personas menos de mano de obra de las que habría si se hubieran mantenido las tendencias anteriores a la pandemia.
“La oferta de mano de obra no alcanza el ritmo de la demanda de trabajo, y el problema parece estar agravándose”, reconoció Tony Wilson, director del IES, que añade que la inactividad en el Reino Unido parece ser cada vez más producto de problemas de salud y de jubilaciones anticipadas.
En la eurozona, por el contrario, el empleo casi ha recuperado sus niveles anteriores a la pandemia y la participación de la población activa ha registrado un rápido repunte, de modo que en Francia y España ya es más alta que antes de la crisis.
Aunque el aumento de la demanda empieza a ser un problema, todavía hay una gran reserva de mano de obra en el bloque. Muchos países sufren un alto nivel de desempleo juvenil, el legado de la crisis de 2008. La UE no ha visto ninguna ola de jubilaciones anticipadas durante la pandemia porque en muchos países ya es algo habitual.
Sin embargo, Claus Vistesen, de la consultora Pantheon Macroeconomics, sostiene que los inversionistas ahora “auguran que este déficit pueda convertirse en un problema”, especialmente en Italia, donde Mario Draghi presiona para que se lleve a cabo una reforma de las pensiones.
Factor migración
Aunque la situación difiere de un país a otro, hay algunos aspectos comunes. Uno de ellos es el papel que desempeña la migración. En Reino Unido, aunque la escasez de mano de obra es anterior al Brexit, se ha visto agravada por la repentina interrupción de la entrada de trabajadores de la UE. En la eurozona, la escasez de trabajadores es más visible en Alemania, que antes dependía de una afluencia constante de migrantes para sustituir a una población que envejece. Diane Swonk, economista jefe de la firma auditora Grant Thornton, afirma que en EEUU ahora mismo “faltan 2 millones de personas” debido a las políticas restrictivas de inmigración vigentes desde 2016, incluso antes de que la pandemia cerrara las fronteras. “Es muy difícil compensar la brecha de envejecimiento demográfico si no se gana terreno en materia de inmigración”, afirma.